Ira… una emoción muy frecuente.

¡Hola queridos lectores! Nos encontramos con una nueva entrada en nuestro blog, en esta oportunidad hablaremos sobre una principal y muy frecuente emoción … LA IRA.

La ira es una emoción que nos acompaña a lo largo de nuestras vidas; comienza como lo que conocemos "enojo" que es un sentimiento pasajero, de poca duración. Si este no logra gestionar es donde se convierte en "ira" y si sigue sin trabajarse de manera sana se puede transformar en "odio" que es sumamente destructivo para la persona que lo atraviesan así como también para los que se encuentran a su alrededor. 

Esta se presenta en situaciones de conflicto, puede ser con los demás o con nosotros mismos. Cuando es gestionada de manera correcta resulta beneficiosa para nuestra vida, como emoción no la podemos dejar de sentir, por ello es conveniente que juegue a nuestro favor, pero cuando se sale de control puede volverse destructiva, ocasionando así todo tipo de problemas:  en el trabajo, en las relaciones personales y hasta en la calidad de vida. Por eso, este espacio está destinado para comprender y controlar la ira.


¿Qué es la ira?

"Un estado emocional que varía en intensidad desde una leve irritación hasta una intensa furia y rabia" - Así la define el psicólogo especializado en el estudio de la ira; Charles Spielberger Phd.

Es una reacción emocional que se produce cuando consideramos que existe o se va a producir un resultado negativo para nuestros intereses, un hecho que se podría haber evitado si los hubiéramos tenido en cuenta y actuado de otra forma.

Esta emoción, como muchas otras, está acompañada de cambios fisiológicos y biológicos, por ejemplo, en momentos de ira la tensión arterial y frecuencia cardíaca aumentan al igual que la secreción de adrenalina y noradrenalina.

La ira puede ser causada por factores internos y externos. Se puede estar molesto con una persona, un acontecimiento (el tráfico, una reunión cancelada) o por problemas personales. 


¿Cómo expresamos la ira?

La forma natural de expresar ira es de manera agresiva, ya que es una respuesta adaptativa a las amenazas. Inspira comportamientos poderosos y frecuentemente agresivos que nos permiten luchar y defendernos cuando sentimos que estamos siendo atacados, por lo tanto, es necesario atravesar ese estado de ira para la supervivencia. Sin embargo, no podemos atacar físicamente a todas las personas/objetos que nos molesten.

Se utilizan procesos conscientes e inconscientes para lidiar con la ira, los principales enfoques son: EXPRESAR, SUPRIMIR Y CALMAR.

La forma más saludable de lidiar con ella es expresar de forma asertiva, no agresiva, los sentimientos de enojo, dejando claro cuales son nuestras necesidades y como podrían satisfacerse sin lastimar u ofender a los demás, ser asertivo no significa ser agresivo, es respetarse así mismo y mantener respeto hacia los demás. 


¿Qué pasa cuando no expresamos la ira?

La ira se puede suprimir y luego redirigir. Esto pasa cuando contenemos nuestra ira, dejamos de pensar en ella y nos focalizamos en algo positivo. El objetivo es frenar la ira, convirtiéndola en un comportamiento productivo. No liberar las tensiones dadas por la ira, pueden provocar que la persona finalmente "estalle" y lo libere de forma agresiva.

Esto puede conducir a patologías de ira, por ejemplo puede desencadenar en un comportamiento pasivo-agresivo (vengarse de las personas sin decirles el porque).

Las personas que constantemente menosprecian a los demás por lo general no han aprendido a expresar su ira de manera constructiva.


¿Cómo controlo la ira?

     El objetivo principal es reducir, por ejemplo, los sentimientos emocionales así como también los cambios fisiológicos producidos. 

     Es importante tener en cuenta que no puedes deshacerte de la persona y/o cosas que te enfurezca, pero sí puedes aprender a controlar tus reacciones.

     Piensa antes de hablar, en momentos de enojo solemos decir cosas de las cuales después nos arrepentimos. Debemos tomarnos unos segundos y pensar lo que realmente queremos y vamos a decir.

     Es necesario liberarse y expresar que es lo que nos produce la ira, desde una comunicación asertiva. Evitando confrontaciones. 

     Realizar actividad física puede ayudarnos a reducir el estrés que nos genera el enojo.

     Existen herramientas de relajación simples como es la respiración profunda diafragmática o el hecho de imaginarnos imágenes o escenarios que logran transmitirnos tranquilidad.

     Cuando estás enojado tu pensamiento tiende a volverse exagerado, intenta reemplazar esos pensamientos por otros más racionales.

     El "humor tonto" puede ayudar a calmar la rabia de varias formas.

     A veces el entorno inmediato donde nos encontramos nos causa irritación y furia, date un respiro y asegúrate de tener un "tiempo personal" para lograr disminuir esta irritación.

     Identifica las posibles soluciones al problema.


En conclusión podemos decir que a veces, aprender a controlar la ira es un reto para todos, parece algo imposible, pero si nos ponemos a reflexionar no es algo inalcanzable. Aprender y saber controlar las emociones, en este caso la ira es indispensable, no solo para el personal que trabaja en el área de salud, sino que es imprescindible para la vida cotidiana de todo ser humano. 

Los pacientes suelen sentirse cuidados emocionalmente cuando el personal los trata con amabilidad y los escucha atentamente. Este tipo de cuidado proporciona sensación de bienestar a los mismos. Es necesario que el profesional posea habilidades emocionales, especialmente la escucha activa, empatía y la capacidad de poder gestionar distintas afecciones. El cuidado de los sentimientos se entiende provechoso, para el paciente y para los profesionales del área de salud. La empatía, la escucha activa y las habilidades para el manejo de los afectos, son destrezas básicas y constituyentes de la competencia emocional de enfermería.

Es de suma importancia que el personal sepa y entienda sobre el manejo de las emociones para poder brindarle a cada paciente la asistencia personalizada e individual que cada uno de ellos necesita. 

 “Por amor a la profesión y, sobre todo, siempre con empatía y compasión”


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