La visión de enfermería, ante el paso de la muerte

 

   ¡Buenos días queridos lectores! Hoy vamos a exponer en esta nota un tema, del cual poco se habla y compete al profesional de salud, en particular a enfermería.

     Como bien sabemos, nuestra labor como enfermeros es salvar vidas a través del arte de cuidar, sin embargo, en reiteradas ocasiones debemos afrontar situaciones de muerte y duelo, viéndonos inmersos e involucrados. Por ello, hemos escogido este tema tan inquietante e importante, para dar a conocer “la otra parte” de esta profesión. El duelo y la muerte.

     ¿Qué es la muerte? En cualquier diccionario podemos encontrar que se trata del "fin de la vida". Pero si modificamos la pregunta y decimos, ¿Qué SIGNIFICA la muerte? Probablemente, encontremos cientos de respuestas diferentes. Para algunos, una cuestión meramente biológica, para otros de índole religiosa, espiritual, cósmica, ancestral, etc., al mismo tiempo, debido a prejuicios formados o impuestos por la sociedad o el entorno se lo trata como un "tabú".

     La muerte y el duelo forman parte inherente de la vida. ¡Todos sabemos que en algún momento y por alguna circunstancia vamos a morir! ¿Y por qué no hablar de ello?

     Hasta ahora hemos relatado, en notas anteriores, el proceso de la muerte y el rol que ocupa el enfermero como pilar fundamental del paciente y la familia, acompañando y supliendo necesidades.

Pero… ¿Cómo afronta el enfermero la pérdida de ese paciente?. Para contestar este interrogante debemos adentrarnos en un terreno de arduo trabajo, entrenamiento y capacitación que inicia en la etapa temprana de la formación y continúa en el ejercicio de la profesión. 

     Decimos que la muerte del paciente es una pérdida tanto para la familia como para el personal de enfermería que estuvo presente y lo acompañó antes o durante su etapa final, pudiendo generar diferentes tipos de emociones; al mismo tiempo, el "no sentir una emoción" también nos indica que estamos en presencia de alguna de ellas.

     El impacto emocional que este suceso genera puede verse modificado por diversos factores, entre los que podemos mencionar:

• Edad del paciente: Muchas veces la muerte de un paciente joven nos afecta en mayor medida en relación a la muerte de una persona de edad avanzada, porque en el imaginario social nos idealizamos a un ser que no ha podido desarrollarse, cumplir sus metas, disfrutar de la vida. 

• Vínculo establecido y tiempo de tratamiento: Durante los tratamientos prolongados el personal de salud y en particular los enfermeros generan vínculos y relaciones con los pacientes, haciendo que esa pérdida se torne mucho más íntima. Al mismo tiempo, algunos de éstos tienen personalidades más cercanas o afines a las nuestras, nos hacen recordar a un ser querido, nos generan sensaciones como ternura, compasión o simplemente nos sentimos reflejados.

• Causa de muerte: Si se trata de una muerte anunciada, esperada, abrupta o repentina. Pudiendo o no estar acompañada de mucho sufrimiento y dolor. Estas variables podrían resultar en que la pérdida se torne trágica o aceptable.

     Estos factores condicionan, suman, hacen que el duelo, en algunos casos, sea complejo para el personal también. Por ello, podemos remarcar que la enfermería no solo se trata de una carrera humanitaria por ejercer el arte de cuidar y acompañar a los demás, también formamos parte en todos los sentidos. ENTERAMENTE.

     Sin embargo, aclaramos que cuando nos referimos a las emociones resultantes y sus causas, no existe una regla, ni una verdad absoluta.

     En este ámbito, al estar constantemente entre la vida y la muerte, es fundamental que el profesional de la salud también cuente con una red de apoyo emocional segura y accesible, en pos de conservar su integridad. Con el paso del tiempo se adquieren diferentes herramientas para ello, algunas brindadas durante la formación y otras adquiridas con las experiencias de vida o el ejercicio de la profesión.

     Consideramos que es de suma importancia tener en cuenta este tema, darle identidad para afrontar la muerte de los pacientes de manera más natural y sosegada; y de este modo, afianzar la entereza de cada una de las personas involucradas.

¡Una vez más, poniendo en valor esta hermosa profesión!

 

“Por amor a la profesión y, sobre todo, siempre con empatía y compasión”.


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