Resiliencia... una forma de vida.

 

Hoy el blog nos da una nueva oportunidad, hablar de RESILIENCIA

Y… ¿Qué es la resiliencia?

Según la Real Academia Española (RAE), es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado, o situación adversa.

Pero… ¿Cuándo podemos definir a una persona como resiliente?

Una persona se considera resiliente, cuando ha tenido que atravesar situaciones adversas y tiene la capacidad de dejar que esa problemática pase, quedando como una experiencia más, y aprendiendo a dejar atrás el dolor causado por esa situación.

Dicho de otro modo, es como una pieza de plastilina que a pesar de recibir el impacto de los golpes de la vida, no se queda condicionada por ellos, sino que puede transformarse y adoptar nuevas formas de afrontar esa situación.

Para tener una idea más clara de lo que es RESILIENCIA, queríamos compartir con ustedes una historia de vida, cuya protagonista así lo vive desde niña:

"Nací el 22 de noviembre de 1998, soy de la localidad de Ramallo, provincia de Bs As, pero vivo en la Isla. Comencé jardín en el año 2000-2001, en la Escuela Flotante "Los Hornillos" (solo para acompañar a mi hermana, porque no quería que nadie fuera con ella, solo yo). El comedor, era mi casa... El desayuno para los 13 alumnos, era hecho por mamá.

En esta misma escuela, fue donde cursé la primaria hasta 5to grado. Siempre pensando en salir, para ir a ayudar a papá y mamá en el campo, con las vacas, cazar nutrias y todo el trabajo que requería.

Esperar a las 6:00 am, ver pasar a mi tío e ir a pescar para tratar de ayudar con los gastos, aprendiendo cada día de ellos, que todo se consigue por los propios medios.

Pasó el tiempo y en el año 2010, nos comentan que no podían seguir dando clases, que podíamos usar la escuela para aprender por sí solos, pero que no iban a asistir maestros (jamás supimos el por qué, solo dejaron de venir). Fue en ese momento, donde todo cambió para todas las familias.

Entraron los intercambios de ideas entre mis padres, si continuamos nuestros estudios en Ramallo o solo nos quedábamos con lo aprendido hasta ahora.

Como era de esperarse, nos anotaron en las escuelas del pueblo, mi hermana cursando 2do año de Secundaria (lo que para nosotros era 8vo), y yo en 6to de la Primaria, en la escuela N° 26 “Mariano Moreno” de dicho partido.

Ese año fue decisivo, llegaba a la escuela y lloraba, llegaba a casa y lloraba... todo había cambiado, pasar de cursar con 13 compañeros que eran mis hermanos, primos, tíos; a cursar con 30 alumnos, sin contar los que veía en el recreo; me faltaba ese desayuno que preparaba mamá, solo me quedaba esperar el horario para salir de clase.

A pesar de todo, me iba súper bien, tenía notas de 8, 9 y 10, no menos de eso, y por este motivo tenía que escuchar cosas como: "le regalan nota por lástima”, “espera que empiece la secundaria y se va a dar cuenta que no puede"…

Esos momentos fueron difíciles, no solo para mí, sino para mis papás.

Aún recuerdo esos días de frío, donde salíamos a las 4:00 am para llegar antes de 7:40 h a la escuela, ver a mi mamá con lágrimas en los ojos, con frío al tener que manejar el bote, y a mi papá quedarse solo, con rasgos de tristeza en sus rostro. Y eso no era todo, cuando llegábamos a Ramallo había que solventar gastos, las “seños” sabían que veníamos de la isla, pero de igual forma teníamos que llevar libros, fotocopias, y mamá siempre se encargó de que llevemos los mejores útiles y ropa.

Me levantaba a las 3:00 am y la veía ahí, amasando pastelitos, para repartir al otro día, al mismo tiempo que trabajaba de limpieza en otra casa, NUNCA NOS FALTÓ UN PLATO DE COMIDA, UN LIBRO O UN TRAJE PARA UN ACTO. Sin embargo, más de una vez, ella se iba a dormir con unos mates y un poco de pan, quizás en ese momento no me daba cuenta de todo eso como un esfuerzo, un sacrificio y solo pensaba en volver a la Isla.

Me esperaba mi querido “Oreja Cortada”, el caballo con el que aprendí a andar y disfrutar de mi lugar, como siempre lo había hecho. Recuerdo que me enojaba con mi mamá, porque no quería dejarme abandonar la escuela, y hoy lo único que tengo para decirle es GRACIAS, POR NO ABANDONARME VOS A MI.

Terminamos la secundaria, y solo quería quedarme en la isla, mi hermana para ese entonces estudiaba "Maestra de Inicial" (hoy recibida, y mi maestra favorita). Yo mientras tanto, seguía con mi idea de no estudiar, y solo disfrutar de mis papás el tiempo que no había podido antes, pero, no podía dejar que todo ese esfuerzo que un día habían hecho, fuera en vano. Mi sueño era ser veterinaria, surgieron varias cosas como el gasto que eso implicaba, el tener que viajar e irme lejos.  Así es que ese sueño, tendría que esperar un poco más.

En el año 2019, tomé la decisión de ir en busca de algo, no sabía bien qué, llegué al Instituto 38 (hasta ese entonces; ISFTyD N° 236 hoy en día), le dije al Preceptor que me contara qué había, me dio un folleto, me senté un rato y le dije "anótame en ENFERMERÍA". Él me miró y dijo: “¿no tenés una idea clara?”… Sí, ENFERMERÍA, respondí.

Pagué $200 de inscripción, porque no llegaba a más, y me fui.

Llegó el día de empezar, y si, estaba muy perdida. En realidad no sabía qué hacía ahí, conocí a una persona maravillosa, parecida a mí, quién hoy en día es mi mejor amiga… ella se llama Amanda.

No estaba segura si era lo que realmente quería hacer, pero seguí. En realidad, buscaba "ser alguien, en la vida". Al menos eso pensaba, hasta que una persona me dijo que ya era alguien, por no haberme rendido nunca… y, ¿saben qué?: Tenía razón.

Pasaron los años y fui descubriendo lo maravillosa que es esta profesión de enfermería, lograr ayudar desde otro lugar, cuidar, educar, siempre fomentando el respeto, la empatía y humildad, que es lo único que realmente nos hace grandes. Y ahora, con un nuevo sueño en mi mente (sin olvidar veterinaria): abrir una salita en la isla y luchar para conseguir todo el conocimiento, recursos y material necesarios.

En el año 2020, nos enfrentamos a una pandemia, un virus que no va a lograr arrebatar mi sueño ni mi carrera, sino que los hace aún más interesantes. No solo tengo que estudiar, sino que además me tengo que amoldar a nuestra “nueva normalidad” y amigarme con la tecnología, comienza esa larga lista de actividades: los PDF, word, e-mail, clases por zoom, Google meet, grupos, grupos y más grupos.

En el 2021, continuamos la cursada con esta modalidad, y no dejo de aprender cosas nuevas todos los días, es estresante la tecnología, pero mucho más emocionante aún, la carrera".

 

-Y quiero decirles, que no importa el tiempo que pase, jamás deben rendirse y olvidar por lo que tanto venimos luchando, demostrar que se puede y a esas personas que dicen que NO, demostrarles con hechos que SÍ, enseñarles a perder el miedo, que intenten. Que todo lo malo pasa, y tenemos que dejarlo en el pasado, para poder disfrutar todo lo bueno que nos pasa ahora y esperar nuestro futuro, con mucha más capacidad y emoción. Cada día levantarnos y ponernos como prueba ser un poquito mejor de lo que fuimos ayer, en todos los aspectos, no dejar que la situación nos supere y luchar por todo lo que queremos.

Creemos que en algún momento de nuestras vidas nos encontramos con ese instante o situación donde parece que no tenemos salida, se nos derrumban los sueños, y dejamos de lado esos propósitos que le dan sentido. Pero, ¿por qué no replantearse, darle otra mirada y seguir firmes en busca de eso que nos hace felices?...

Sí, de eso se trata ser resiliente.

Y para eso, queda demostrado, que necesitamos esas relaciones de sostén, la familia, como un factor esencial de identidad que pueda aportarnos un nivel de fortaleza como punto de apoyo para las dificultades que se nos presenten.


 "Por amor a la profesión, pero ante todo, con empatía y compasión". 

Ahora, yo te pregunto a vos... ¿Te animas a contar tu historia de Resiliencia?


 

 

 

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