La pandemia y el consumo problemático.

 


¡Hola lectores! ¿Cómo están?  Hoy queremos hablar sobre un tema que según varios estudios ha crecido de forma significativa, notoria y preocupante: el uso y consumo de sustancias tóxicas (alcohol, tabaco y psicofármacos) entre la población en general.

Como ya sabemos, las condiciones laborales de hoy en día sumadas a la indiferenciación entre días laborales y de descanso, hacen que nos encontremos expuestos a  estrés, ansiedad, incertidumbre y presiones que superan los niveles a los que estamos acostumbrados soportar o manejar. 

Ya en el mes de mayo investigadores del CONICET realizaron un estudio a través de encuestas que arrojaron como resultado un aumento significativo del consumo de sustancias tóxicas, entre las que se encuentra el alcohol con un crecimiento en el consumo del 45%; independientemente a este estudio, lo que cuenta como verídico es que nosotros mismos hemos notado y presenciado ese aumento del consumo problemático en los trabajadores de la salud, lo cual nos genera preocupación.

¿Por qué consideramos que esto pasa?

La respuesta está en que el aumento de horas de trabajo, las condiciones de excesivo estrés, la incertidumbre ante el fantasma del COVID inmerso y acechando a la sociedad, el cansancio, la fatiga, el aislamiento, la tristeza de extrañar y aún así, por el bien de todos mantenernos alejados físicamente de los seres queridos, las preocupaciones financieras que azotan al país y demás motivos, son los que producen que este mal hábito vaya en aumento. En lugar de optar por prácticas saludables para beneficio de nuestra salud, fundamentalmente la mental, se elige la salida más perjudicial.  

Quizás no son suficientes las técnicas de higiene mental o, tal vez, no todos tienen acceso, tiempo o la posibilidad de desarrollarlas y, por esto, encuentran en el tabaco o en el alcohol una vía de escape y de desconexión de la realidad 2020 que vino para romper todas las estructuras sin ningún tapujo. También se tiene en cuenta que otras causas pueden ser los aumentos de los ataques de pánico o la dificultad para conciliar el sueño.

Entendemos que cuando se habla de cuidados de salud se hace pensando en el bienestar físico, pero estamos dejando de lado el aspecto mental que es muy importante y también forma parte del estado de salud en general.

Cuando termine el confinamiento y se vuelva a la “nueva normalidad”, nos acostumbraremos y lograremos adaptarnos a los nuevos modos, formas de trabajar y vincularnos; para ese entonces consideramos que las prácticas de consumo en una parte de los casos se desacelerará, pero en otra se mantendrá o disparará transformándose el consumo problemático en una adicción, situación que empeorará la salud mental y física de esas personas que también necesitarán de terapias para desarticular este gran daño colateral que dejará esta pandemia.

Por lo tanto, nuestro deber como futuros profesionales de la salud está en recordarles que podemos y debemos hablar, que compartir nuestras preocupaciones y dolencias ayudan a disminuir la carga emotiva que nos acongoja.  Que un rato de ocio, meditación, un momento de buena música, una comida rica, un baño reconfortante o 20 minutos de actividad física al día, servirá para descomprimir y canalizar todas las causas que lleven a encender ese cigarrillo, servir esa copa o destapar el blíster de ese ansiolítico para poder dormir.

Recordar que una buena alimentación, muy nutritiva, consumir abundante agua es de gran ayuda. Y tener siempre presente que uno para ayudar debe estar bien, cuidarse, fortalecerse,  porque de esto se trata este blog, mientras nos cuidamos, cuidamos a los demás.

 

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