Higiene mental.

 

     Enfermería tiene como función primordial la gestión del cuidado en pos de conservar la vida y satisfacer las necesidades de los pacientes. En el desempeño diario de sus funciones se expone a distintas situaciones tales como el contacto permanente con el sufrimiento, el dolor y la muerte, la sobrecarga laboral, la falta de reforzamiento positivo por la tarea realizada, entre muchos otros problemas (ver entrada anterior referida al tema https://isft38-cuidarse-es-cuidar.blogspot.com/2020/10/la-realidad-actual-de-la-enfermeria.html). Todas estas situaciones predisponen al profesional a sufrir, por ejemplo, el síndrome de burnout, el cual aparece como consecuencia al estrés que se padece en profesiones que prestan servicios a las personas. Permanecer un tiempo prolongado expuestos a situaciones estresantes puede provocar alteraciones negativas en nuestro estado de salud (dificultad para dormir, mareos y vértigos). La tarea laboral que un enfermero/a desempeña, actualmente se realiza en un escenario completamente adverso y desconocido a raíz de la pandemia de Covid-19 el cual puede exacerbar aún más los sentimientos y emociones negativas. Trabajar bajo tensión constante brindando atención a pacientes infectados de Covid-19 aumenta los niveles de estrés; se deben utilizar elementos de protección personal que no pueden ser retirados hasta finalizar la jornada, lo que implica inconvenientes para alimentarse, hidratarse o satisfacer las necesidades fisiológicas, problemas que se suman a las lesiones de piel por el uso de los mismos. Este panorama de trabajo se ha convertido en la causa principal del desequilibrio emocional de todos los profesionales de salud quienes manifiestan sentir miedo, enojo, tristeza o ansiedad, además de las manifestaciones de índole fisiológica como cefalea, dolores musculares, agotamiento físico, malestar general o falta de apetito.

                             

     La marca psicológica que la pandemia va a dejar a nivel individual en cada enfermero/a va a depender del modo afrontamiento de la situación y de la gestión de las emociones. La incertidumbre y el estrés actual deben ser atendidos a través de apoyo emocional especializado, pero ese apoyo debe ser complementado por acciones de auto-cuidado y en lo posible, animar a los colegas a realizarlas también. La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere: "La salud mental es parte integral de la salud, tanto que sin ella no hay salud". Preservar nuestro bienestar psicosocial, alcanzar el equilibrio emocional y mejorar nuestra calidad de vida es tan importante como cuidar la salud física y, para lograrlo, es necesaria una adecuada higiene mental.

¿Qué es la higiene mental o psicológica?

     Es un conjunto de acciones o hábitos que permiten a una persona gozar de salud mental y estar en armonía con su entorno sociocultural. Tiene como objetivo prevenir comportamientos negativos, aportar estabilidad emocional e incrementar la calidad de vida [1]

     En estos tiempos difíciles, la higiene mental resulta clave para proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad, entre los que se encuentra el personal de salud.

     La higiene psicológica empieza por uno mismo y todos deberíamos velar por nuestras emociones, como recomienda la OMS. En este sentido, los expertos en salud mental coinciden en la necesidad de adoptar una serie de hábitos para el autocuidado emocional [2]:

  • Cubrir nuestras necesidades básicas: Lo primero que debemos hacer para sentirnos bien es satisfacer nuestras necesidades fundamentales, como comer o dormir adecuadamente. Son claves para el bienestar psicológico y no debemos descuidarlas.
  • Cuida la autoestima y aprende a confiar: Para gozar de una buena higiene mental es importante que nos aceptemos tal y como somos. Además de tener fe en nosotros mismos, también es importante tener fe en los demás.
  • Gestionar las emociones y cultiva el autocontrol: No se trata de obviar nuestros sentimientos ni de dejarnos llevar por ellos, sino de saber identificarlos, interpretarlos y modular su intensidad para actuar de forma correcta. Para ello, es clave la inteligencia emocional.
  • Manejar las expectativas y establecer objetivos concretos: Mantener la motivación y ser perseverantes es fundamental para superarnos a nosotros mismos, por ello debemos fijarnos metas alcanzables para no desanimarnos. No hay que renunciar a los sueños, pero sí saber manejar expectativas y realidad.
  • Pensar en positivo y vigilar las emociones negativas: En ocasiones, es inevitable que nos asalten las dudas y los temores, pero siempre podremos contrarrestarlos y limitar su alcance con pensamientos positivos.
  • Aprender a relajarnos y a tolerar la adversidad: El estrés es una reacción natural del organismo muy útil para rendir en situaciones adversas. Sin embargo, resulta muy dañino para la salud cuando se normaliza y debemos aprender a desconectar. Por ejemplo, a través de técnicas como el mindfulness (https://www.iberdrola.com/talento/mindfulness-en-el-trabajo).
  • Alimentar nuestra vida social y apóyate en los demás: Los seres humanos somos sociales por naturaleza y necesitamos relacionarnos con otras personas para divertirnos y compartir nuestras preocupaciones. Esta acción está limitada actualmente al contacto a través de las herramientas tecnológicas y virtuales.
  • Realizar deportes con regularidad: Hacer ejercicio de forma regular ayuda, además de a mantener la forma física y reforzar nuestra salud, a despejar la mente. Los periodos de descanso tras el deporte también son importantes.


[1] 1909 - Clifford Whittingham Beers, psiquiatra estadounidense.

[2] https://www.iberdrola.com/talento/higiene-mental




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