El Modelo Médico Hegemónico

¡Hola a todos nuestros lectores! Cuando proyectamos la realización de este blog, uno de los objetivos planteados fue el de la visualización y valorización de la profesión de enfermería. La problemática asociada a estos dos factores es multicausal, pudiéndose hacer múltiples abordajes con la vocación de ir conociendo alternativas que pueden adoptarse para revertir una realidad adversa y de larga data. Los sistemas sanitarios y los equipos de salud están compuestos por una diversidad muy amplia de profesionales de la salud (kinesiólogos, radiólogos, nutricionistas, fonoaudiólogos, bioquímicos, farmacéuticos, enfermeros, entre otros), pero el dominio casi absoluto se encuentra en manos de la profesión médica. Precisamente en este sentido hemos decidido orientar nuestra nota.

El Modelo Médico Hegemónico es definido por el antropólogo argentino Eduardo Menéndez como “…el conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas por el desarrollo de lo que se conoce como medicina científica, el cual desde fines del S. XVIII ha ido logrando dejar como subalternos al conjunto de prácticas, saberes e ideologías que dominaban en los conjuntos sociales, hasta lograr identificarse como la única forma de atender la enfermedad, legitimada tanto por criterios científicos como por el Estado”. Este modelo definido por Menéndez consiste en un modelo curativo que se centra exclusivamente en la atención hospitalaria, en donde el poder de decisión y con autonomía ilimitada es detentado exclusivamente por el saber médico. Desde ese lugar jerárquico de autoridad indiscutible, se adoptan todas las decisiones referidas a los sistemas de salud.




Sin explayarnos demasiado en lo que no debería ser y centrándonos en lo que sí, podemos decir que el modelo médico hegemónico se caracteriza por ser biologicista, ahistórico, asocial, individualista y de eficacia pragmática. El concepto de salud – enfermedad está asociado al de mercancía: existe una asimetría entre el profesional y el “paciente”. La enfermedad está relacionada con un desvío, la práctica es curativa a fin de eliminar el síntoma. El paciente es considerado ignorante o poseedor de un saber equivocado y responsable de su enfermedad. La profesionalización es formalizada, es decir que no se toma en cuenta aquellas prácticas que están por fuera de la medicina por ejemplo el curanderismo, ya que el conocimiento médico se supone científico [1].

Ahora bien, si desde el ámbito de la salud se viene pregonando y proponiendo cada vez con más fuerza un trabajo multi e interdisciplinario, deberíamos preguntando cuál es el motivo para que el campo de la salud sea dirigido, coordinado, normatizado y decidido por profesionales médicos. Existen honrosas excepciones donde enfermeros han ocupado cargos en la dirección de un hospital o en secretarías de salud, pero sigue siendo la excepción a la regla.

Tampoco creemos que la solución sería crear un nuevo paradigma Enfermero Hegemónico, y no debería ser así con ninguna otra profesión. Lo que creemos realmente necesario es una integración plena y de facto de la enfermería, y de otras áreas también, en las decisiones que definen la salud de toda la comunidad. Que se haga valer la propuesta de la Declaración de Alma Ata y se puedan orientar el sistema sanitario hacia la atención primaria  de la salud (APS), no sólo en los papeles, sino en la práctica. Supuestamente la salud pública argentina se basa en este modelo de atención, pero bien conocemos todos que no es realmente así. Un sistema de salud basado realmente en la APS evidencia el importante papel que cumple enfermería en la salud de la comunidad. Bajo este modelo, enfermería no sólo planifica cuidados, también puede prestar servicios de consultas programadas en el centro de salud o en domicilio para el entrenamiento de los pacientes en el autocuidado a través de acciones de educación sanitaria, incluso antes de la aparición de la enfermedad; otra actividad importante es la posibilidad de participar de comisiones, junto a otros profesionales, realizando una tarea verdaderamente interdisciplinaria.

Algo que no debemos dejar de manifestar es que un cambio de modelo de atención en salud no es suficiente si no se acompaña desde nuestro lado con formación y capacitación continuas, trabajo en equipo y reclamos que sumen. Hagamos nuestra parte para poder exigir en igualdad de condiciones.

[1] Santiago del Pino, Silvia Ermili, Romina Fernández, Diana Rodríguez Badona – UNLP – Facultad de Trabajo Social – Medicina Social.


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